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viernes, 10 de abril de 2009

EDUCAR CON FIRMEZA Y CARIÑO-TRABAJO CON FAMILIA




Todos sabemos que no es fácil educar a nuestros hijos para que ellos logren adquirir una personalidad integrada, sean seguros de si mismos y tengan las herramientas para enfrentar los desafíos que surgen en cada uno de los períodos de su desarrollo.
Educar con firmeza y cariño significa transmitirle al niño o niña las normas o reglas la convivencia familiar y social con comprensión y exigencia, con confianza y respeto, con libertad y obediencia, con intimidad y apertura.
En nuestra sociedad, existe una crisis de autoridad dentro de la familia, lo cual ha ido debilitando el rol que deben cumplir los padres en la formación de sus hijos. Cuando los padres no logran marcar límites claros y manifiestan una tolerancia total hacia las conductas de sus hijos, se cae en la equivocada permisividad que ha causado tanto daño en el proceso formativo de niños, niñas y jóvenes.

El ejercicio de la autoridad sin cariño y paciencia se convierte en autoritarismo, cuyas consecuencias son tan negativas como la excesiva libertad, ya que sus efectos pueden ser contraproducentes y generar rebeldía y en muchos casos comportamientos antisociales.
La autoridad debe ser ejercida en forma asertiva y responsable, lo cual significa la constante puesta en práctica de las obligaciones y los derechos mutuos entre padres e hijos, de un modo equilibrado y flexible.


“Árbol que crece torcido, nunca su tronco endereza”.
El ejercicio de la autoridad por parte de los padres, es como el “tutor” que
ayuda al árbol recién plantado: asegura que crezca derecho.
A.Lyford-Pike


¿Qué son los límites?

• Son reglas que ordenan el actuar
• Son ordenadores del comportamiento
• Son elementos de seguridad y confianza
• Son principios familiares, basados en valores compartidos
• Son formas de ejercer autoridad, no el autoritarismo
• Son componentes básicos de la educación por su función formadora


¿ Por qué es necesario poner límites y establecer reglas?

Los niños necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan a realizar lo que desean de la manera más adecuada. Es fundamental establecer reglas para fortalecer conductas y lograr su crecimiento personal. Los límites deben basarse en las necesidades de los niños, haciendo hincapié en aquellos que se relacionan con la etapa de desarrollo que están viviendo.
Es importante comprender que lo que se LIMITA es la CONDUCTA, no los sentimientos que la acompañan. A un niño se le puede solicitar que no haga alguna cosa, pero nunca se le puede pedir que no sienta algo o impedirle que exprese una emoción o sentimiento.

Los LÍMITES deben fijarse de manera que no afecten el respeto y la autoestima del niño. Se trata de poner límites sin que el niño se sienta humillado, ridiculizado o ignorado. De este modo, nuestros hijos irán aprendiendo las reglas o pautas de forma positiva, como algo natural y no como simples restricciones acerca de lo “permitido o prohibido”.
Cuando no se respetan los LÍMITES, debe haber consecuencias, las cuales deben ser proporcionales, directas y en la medida de lo posible inmediatas a la situación que las provoca. Las consecuencias deben ser adecuadas a la situación. Esto es, que guarden una relación natural o lógica con la conducta en cuestión.
Las REGLAS deben establecerse de común acuerdo entre padres e hijos, deben ser el producto de la discusión y el entendimiento.
¿Cuál es el rol de los padres?
Nosotros como padres somos los principales educadores, la escuela o colegio sólo complementan esta compleja tarea.

Educar bien a nuestros hijos es enseñarles a:
• Conocer las propias posibilidades, virtudes y limitaciones.
• Aceptar las normas y pautas que rigen la convivencia familiar y social
• Cumplir los deberes y manifestar sus derechos
• Aprender de los errores y adaptarse a todas las situaciones, sean buenas o malas
• Ejercer la libertad y tomar decisiones con responsabilidad
• Conversar y dialogar en forma pacífica
• Reflexionar sobre sus actos y enfrentar la frustración
• Aceptar las diferencias y ser tolerantes
• Ser respetuosos consigo mismo y con los demás


¿Cómo poner límites claros y adecuados?

El grado de autocontrol que tienen los niños depende, en gran medida, de la actitud de los padres. El autocontrol como la tolerancia al dolor se educa. Todos hemos oído casos de niños que a muy corta edad han sido operados en tantas ocasiones que cuando sus padres les dicen que van al hospital cogen su osito y no muestran mayor rechazo. Con la capacidad para tolerar frustraciones y para auto controlar las expresiones de agrado o desagrado sucede lo mismo. Un niño puede haber aprendido que cuando papá dice que no, esa decisión es inamovible, pero también puede saber que se le permitirá gritar, protestar y tirarse al suelo para mostrar frustración. El grado de autocontrol y de tolerancia a la frustración está muy relacionado con la capacidad de la familia para hacer respetar su autoridad.

Se establecen límites:
• Partiendo desde la más temprana edad
• Dedicando el tiempo suficiente
• Acordando las consecuencias
• Dando a conocer su importancia
• Con seguridad y firmeza
• En un clima de calidez, confianza y amor
• Tratando a los niños con afecto y respeto
• Utilizando un lenguaje claro y directo
• Estableciendo reglas acorde a la edad y capacidad de los niños

¿Cómo ejercer adecuadamente la autoridad?

Los padres debemos actuar asertivamente en la educación de nuestros hijos mediante el adecuado ejercicio de la autoridad. Una actitud sumisa o agresiva constituye un mensaje ineficaz en relación a la autoridad educativa. En cambio, una actitud asertiva, con firmeza equilibrada y con la flexibilidad que se requiera dependiendo de la situación, constituye un mensaje eficaz que en definitiva servirá de modelo para que nuestros hijos también enfrenten cualquier situación con personalidad y actitud firme y flexible.
Inseguros (actitud sumisa)

-No logran hacer valer sus derechos, necesidades y afectos
-Valen más los derechos de los demás
-Incapacidad de tomar decisiones propias
Agresivos (actitud dominante)
-Imponen sus derechos sin tener en cuenta los derechos de los demás
-No son consistentes en sus decisiones
-Actúan por satisfacción propia
Con personalidad ( actitud flexible y firme a la vez)
-Logran hacer valer eficazmente sus derechos, teniendo en cuenta los derechos de los demás
-Dicen lo que piensan
-Saben decir que no
RECUERDE
Los adultos que conviven con el niño o niña tienen que estar de acuerdo acerca de los límites que deben tener: qué se les permite y qué se les prohíbe. Hay que ser cuidadoso con el castigo, porque si éste no se lleva a cabo adecuadamente, el niño no aprenderá lo que es bueno y malo, no fortalecerá su moral. Tal vez deje de hacer lo que se le censura por temor, pero no por convicción. Lo importante es que el adulto ejerza su autoridad de manera que le dé la oportunidad al niño de aprender algo de la experiencia. Ante un berrinche, por ejemplo, se lo puede ignorar, excluir al pequeño del grupo hasta que se calme, y explicarle que esas son las consecuencias de su acción. Aprenderá a tener más cuidado la próxima vez. Se le puede invitar a que participe en la reposición del daño causado, remendando un libro destruido, un juguete quebrado, el dedo maltratado del hermano.
Es preciso tener en cuenta que los padres pueden modificar la conducta de sus hijos y ellos también hacia nosotros porque nos van mostrando qué caminos elegir a través de sus comportamientos.
FUENTE
Sandra Ergas H.
Educadora y Mediadora Familiar
Jessana Jashes M
Psicopedagoga
Docentes de la Universidad Finis Terrae




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