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Establecer límites a los hijos es una manera de demostrarles nuestro amor y preocupación. Con ello les distinguimos e indicamos que les estamos cuidando. Los límites son como las “barandillas de un puente” que nos proporcionan un sentimiento de seguridad y control.
1. Ser claro y específico. Los límites han de ser claros, específicos, sencillos y positivos. De esta manera se informa a los hijos lo que se espera de ellos y cuándo. Así por ejemplo, si dices a tu hijo: “después de comer, tira los restos de comida en el cubo de la basura, pon los platos sucios en el fregadero y quita el mantel”, es probable que sepa exactamente lo que se espera que haga. En cambio, decirle que limpie todo, que es un vago no informará con tanta precisión de lo que se espera de él.
2. Informar de las circunstancias en que se aplica: “No juegues en la calle”, “no tenemos suficiente dinero, por eso hoy no hay helado”, “ No vayas a casa de Juan hoy a la hora de la cena, están muy ocupados en su casa.”.
3. Deben formularse de manera positiva. Deben informar de lo que hay que hacer, no de lo que no hay que hacer. Por ejemplo: “ cuando te sientes pon la espalda erguida”, en lugar de “ no te sientes así corvado”. Cuando un niño llega a estar irritado y actúa destructivamente, los padres tienen probabilidad de pensar primero en los límites negativos, por ejemplo, ¡no me hables de ese modo!, ¡ no hagas daño a tu hermano!, ¡ no tires las cosas!. Los niños también necesitan límites positivos para ayudarles a tratar con sus emociones. Al lado de los “NO HAGAS”, un padre puede decir también: “cuando te enfades dime cómo te sientes “ Esto muestra al niño otro modo de manejar el enfado o irritación.
4. Ser firme. Mostrarse amable pero firme, es una buena manera de que nuestros hijos muestren atención y sigan nuestras instrucciones:
· Sostenerle quieto por los hombros mientras le das las instrucciones.
· Mirarle directo a los ojos.
· Hablarle de una manera clara y con un tono firme.
· Deja que tu rostro parezca serio mientras le hablas.
· Insistir en ser atendido y obedecido a una instrucción razonable.
5. Ser consistente. Los límites deben hacerse cumplir de manera consistente, es decir, deben cumplirse siempre que las circunstancias sean las mismas. No obstante si las circunstancias cambian, los límites deberían ser revisados. Si los límites se aplican de manera inconsistente puede generar confusión en el niño. Por ejemplo: si un día se le prohibe que utilice una navaja, y al otro día se le permite hacerlo y otro día se le castiga por utilizarlas, el niño nunca sabrá lo que realmente se espera de él.
6. Incorpora a los niños en el establecimiento de límites. De esta manera se tiene más probabilidad de ganar su cooperación en el seguimiento de normas. Al mismo tiempo se les provee de experiencia y práctica en la toma de decisiones. Así, y hablando con ellos de los problemas y la importancia de los límites y normas como guías del propio comportamiento, se facilita el desarrollo del autocontrol y autodirección.
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Etiquetas: EDUCACION Y FAMILIA
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Etiquetas: PREMIOS
A
achaw, achawal, gallina, gallo
achelpeñ, flor de ceniza
admapu, el conjunto de las tradiciones
afantü, el ultimo día
afdengu, conclusión
afentun, concluir
afkelen, haberse concluído
afkentu, (adverbio) sin cesar
aflafken, limites (del mar)
afman, subir necesidades, escasez
afmapu, confines (de la tierra)
afmatun, admirar, admirararse
afn, terminarse
afpeyüm, punto, extremo de las cosas
afumün, afün, cocer
akun, llegar
aifiñ, adornado, bonito
ailen, las brazas
ailla, nueve
aillamari, noventa
aillepeñ, criatura nacida con los pies torcidos, fantasma
aling, fiebre
ailiñ, claro, transaprente
aiwiñ, sombra, imagen producida por la sombra, silueta
alka, macho
aliwen, árbol de grandes dimensiones
alofn, relumbrar
alu, morfema verbal: indica futuridad menos determinante que el futuro simple.
alü, (adv.) mucho, muy
alümapu, lejos
alün, ser grande
alünmew, después de mucho tiempo
alüpu, a mucha distancia
alüpun, muy de noche
alütripa, desde lejos
allfen, herido
allkütun, escuchar
allfüln, herir, perjudicar
allfün, ser herido
allkünoir, escuchar, prestar atención
allus, tibio
allwe, (adv.) no mucho, poco a poco
akun, llegar
akuln, traer, hacer llegar
akutun, regresar
am, 1. palabra de interrogación; 2. usado en una construcción con posesivo indica finalidad e instrumento; 3. sombra del muerto, alma, espíritu
ampin, curar heridas
amun, ir
amukonü, irse por el agua (en casos de inundación)
amutun, irse
ange, cara, rostro, semblante
anka, 1. vientre, cuerpo; 2. (adv.) a la mitad de algo
anken, seco
ankün, ankülen, secarse, estar seco
antü, 1. sol; 2. día
antüpainko, antepasados míticos
anümka, planta
anün, sentarse, establecerse en un lugar
anütuwe, el asiento
añchimallen, duende
añeln, añeltun, amenazar
añken, invalido
apill, deseo, antojo, ganas
apilln, desear
apolen, llenarse
apon, (adv.) lleno
araw, arado
are, 1. calor; 2. fiebre; 3. prestado; 4. (muy caliente)
arengelemen, prestar algo
arken, la baja del mar o de los ríos
ath, 1. el exterior de las cosas; ka ath mew, en el revés; 2. bonito, arreglatho
atheln, 1. entenderse con alguien; 2. saber hacer un trabajo; 3. saber tratar las personas
athengun, hablar correctamente y oportunamente
athentun, athtun, 1. hallar bueno un asunto; 2. retrato, imagen
athkan, maltratar
athkawn, hacer picardías
athkintun, mirar
athman, recibir a uno
athn, athngen, ser bonito, estar bien arreglado y en orden
atho, por casualidad
athtekun, arreglar, componer bien alguna cosa
athtripan, salir bien
athwamkalen, estar resuelto
athwen, parientes cercanos
awe, (adv.) pronto, ligero
awedn, sembrar maíz
awewn, apresurarse
awka, rebelde
awkaln, alborotar a otros
awkan, rebelarse
awkantun, jugar
awkañpen, istigar contra alguien
awkinko, eco
awto, auto
awükan, maltratar
awüllan, hacer maldad
awüngellan, sufrir maldades
awün, hacer sufrir, causar penas
ayelchen, hacer reír a la gente
ayen, dar, causar risa
ayekan, reir siempre, reir sin embargo
ayekan wentru, hombre truhán (gracioso, avergonzado)
ayekantun, cosa divertida, diversión
ayekantufe, persona que hace gracias, que toca varios instrumentos
ayekantulün, divertir a alguno
ayekantun, divertirse alegremente con conversaciones, chanzas, bailes, música
ayekantun düngu, diversión
ayepale, (adv.) allá, hacia allá
ayetun, burlarse de alguien
ayewkiawün, andar contento
ayewün, ayün, 1. amar, querer; 2. alegrarse; 3. amor, amante
ayülemen, estar enamorado
CH
chacha, chachai, papito, padrecito
chachakün, cacarear (ruido de las aves)
chad, molido
chadi, sal
chadiñman, chaditun, salar
chafn, chafnentun, pelar, quitar la corteza
chafo, chafon, toser, tos
chafodün, destrozarse, hecharse a perder, rajar
chafpoñün, pelar papas
chak, ambos, igualmente, al mismo tiempo, junto
chalichen, saludo
chalin, saludar
chalintekun, entregar, encargar
chaltu, gracias
chaliwedan, despedirse
challa, olla
challwa, pescado, pez
challwafe, pescador
challwan, pescar
challwatun, comer pescado
chamal, vestido de mujer
chankiñ, isla
chang, 1. pierna; 2. rama; 3. gancho
changell, dedo
changellkuk, dedo de la mano
changellnamun, dedo del pie
chañalen, ser claro y manifesto; estar desnudo
chapa, barro, barrial
chapatun, embarrarse, ensuciarse
chape, trenza
chaped, aplastado
charki, carne secada
charu, vaso de greda, crisol
chaw, chachaw, 1. padre; 2. hijo mayor
chaway, aritos
chayi, denantes, hace rato
chayiwela, poco antes o poco después
chaytun, colar
che, gente, persona
cheche, 1. abuelo materno; 2. los nietos del abuelo materno
chechüm, carga
chechüumen, cargar
chechümpeye, bestia de carga
chem, ¿qué?, ¿qué cosa?
chemmew, 1.¿por qué?; 2. ¿con qué instrumento?
chemñi duam, ¿por qué?, ¿ con qué intención?
chethkui, 1. suegro; 2. yerno
chew, ¿dónde?
chewpüle, ¿en qué lugar?
chey, tal vez
chi, 1.morfema verbal: modifica a un sustantivo siguiente; 2. desiderativo de primera persona
chichatun, tomar chicha
chifu, chivo
chillka, carta, libro
chillkatufe, colegial, estudiante
chillkatun, 1. leer; 2. escribir; 3. estudiar
china, sirvienta
chinked, redondo
chiway, 1. espuma de mar; 2. neblina
chiwedkiawn, moverse dando vueltas
chiwulln, chiwulltun, limpiar, remover manchas
chofü, flojo, perezoso
chofün, chofüngen, 1. ser flojo; 2. obedecer sin ganas, trabajar con flojeras
chongemen, apagar
chongn, apagarse
chod, amarillo
chodkurm, la yema del huevo
chuchu, 1. la abuela materna; 2. los nietos y nietas de la abuela materna
chukin, robar, hurtar
chukinfe, ladrón
chum, ¿como?
chumal, chumalu am, ¿para qué?, ¿a qué?
chumi am, ¿qué hizo?, ¿que le pasó?
chumwechi am, ¿como?
chumwelu am, ¿por qué?
chumüñ, ¿cuándo?
chüngarün, 1. herir con arma cortante, acuchillar; 2. herida de cuchillo
chütun, resguardarse de la lluvia
D
dakeltun, concertar, pactar, ponerse de acuerdo
dallun, acusar
dan, dachen, datun, curar con medicinas, medicar
dañe, nido
dawüll, dawüllko, charco, luguna, agua estancada
dayen, 1. ocupar cosas ajenas, hacerse dueño de cosas ajenas; 2. cometer adulterios
defe, deuda
defelen, deber
dekiñ, volcán
dew, dewmahecho, una acción que ha comenzado plenamente
dewiñ, cordillera
dewman, 1. hacer; 2. ya (indica una acción que está comenzando recién)
deya, hermana de varón
dingen, alcanzar
domo, 1. mujer; 2. femenino
domo lamngen, hermana de una mujer
doy, 1. más; 2. va junto al verbo en las oraciones comparativas
doy pürü, más rápido
dullin, escoger, elegir
dullindenum, hablar en forma selecta
dullinentun, escoger entre
dumiñ, oscuro, oscuridad
dumiñgen, dumiñkalen, estar oscuro
dumiñman, sorprenderle a uno la oscuridad
dungu, 1. asunto, cosa, novedad; 2. pleito, pendencia; 3. negocio
dungun, hablar
düwen, tejer
düwekafe, tejedora
dwam, 1. intención, necesidad; 2. cariño, sentimiento, afecto; 3. urgencia
dwamen, 1. querer; 2. desear; 3. necesitar
dwamnien, como dwamen, con más intensidad
f, morfema verbal: relacionador sub-ob para 3a sing
fa, tefa, (pron. dem.) éste
fachi, (adj) este
fachantü, fachi antü, hoy
fain, fermentar
faiyemen, hervir
fali, valer
faluw, ufaluw, morfema verbal: indicador de apariencia fingida
famew, tefamew, aquí, acá
fane, pesado
fanen, ser pesado
fanetun, pesar algo
fanté, fanten mew, ahora, hasta ahora
fapele, fachipele, hacia acá
fardo, fardo
fawaquí
faw afi (faw fentepuy) tufa chi epeu..., aquí termina este cuento...
fechotun, ahumar
fel, cercano, colindante
felen, ser así, estar así
feley, bien, está bien, no hay de qué
felemen, acercar algo
felman, tocar algo, rozar algo
felpa, algo que está muy cercano
feltrafuya, antenoche
felle may, él es, eso es, sí, así
feman, lo haré
femgechi, 1. (adj), tal; 2. (adv.) así
femgen, ser, suceder así
femen, hacer algo en la forma indicada
femün, morfema verbal: indica rapidez de la acción
fen, 1. semilla; 2. fruto
fenden, vender
fentren, mucho, bastante
fentrepranser tan alto
fentrepu, a mucha distancia (de lugar o de tiempo)
ferenen, hacerle o pedirle un favor a alguien
ferenechen, ferenelemen, tener compasión
feta, esposo, marido
fetangen, ser casada
fetawen, matrimonio, pareja casada
fewla, ahora
fewllenga, fewlle nai, fewlle llechi, está bien así!
fey, 1. (pron. dem.) este,-a,-o, ese,-a,-o; 2. (art.) él, ella, ello, lo; 3. entonces
feychi, 1. (pron. dem.) este; 2. artículo determinativo genérico; 3. cuando
feychiwe, en aquel tiempo
feyentun, creer, obedecer, convenir, estar de acuerdo
feykan, fein, bastar
feykon, entrar, caber
feykülen, ser bastante, suficiente
feymew, allá, ahí, por esa razón, por eso, entonces
feypin, decir
feyürke mai, ah, así es
fiel, morfema de verbos encabezados con posesivos
fig, blanco
filu, culebra, serpiente
fill, todos
fill antü, todo los días
fill epüle witran, visitas de todas partes
fill kolor, en todos colores
filla, escasez de víveres, hambruna
fillka, cuñado de una mujer
fillkun, lagartija
fiñmangen, ser curioso
fiñmatun, mirar o tocar con curiosidad
fiñmaweln, poner en apuros
fiñmawn, angustiarse, afanarse
firkü, fresco
firküluwun, refrescarse
firkümen, refrescar
firkütun, tomar el fresco
fitruñ, humo
fitruñman, ahumar
fitun, alcanzar
foche, hola
fochem, hijito
folil, raíz
foliln, poner raíces, arraigarse en un lugar
foliltun, sacar las raíces, destroncar
folilwukelen estar arraigado
foro, diente, hueso
fororé, el esqueleto
fote reke, como un barco
fotem, hijo
fotemwen, el padre con su hijo
fothü, las espinas del pescado
fotra, barro, pantano
fotrangen, ser pantanoso
fotüm, hijo de un varón
foyentu, bosque de canelo
fu, morfema verbal: 1. pasado condicional; 2. para expresar un deseo, generalmente acompañado de chey o fel
fulin, fulilen, desparramarse
funa, podrido
funan, podrirse
fuñapu, veneno
furi, espalda
füin, apretar
füré, picante, agrio
fütha, 1. grande; 2. anciano, viejo
fütha kuyfi, (saludo de mano) tanto tiempo (que no nos vemos)
fütha wentru anciano
füthaln, agrandar, aumentar, exagerar
füthan, ser grande, ser viejo
füthañma, muy grande
fütharume, ancho, grueso
füw, hilo
füwche, hilandera
füwn hilar
I
idan, acuoso
idanmapu, terreno acuoso
ikella, ikülla, capa, poncho
ilelkawn, ileluwun, comida, banquete
ileln, dar de comer a alguien, mantener alguien
ilo, carne
ilokawellün, matar un caballo
ilon, ilotun, comer carne
illamen, despreciar
illkufe, rabioso, enojón
illkulen, illkülen, estar enojado, embravecido
illkuln, hacer rabiar, hacer encolerizar
illufal, deseable, agradable, apetecible
illkun, enojarse
illkupedan, enojarse sin motivo
illun, apetecer, desear
imelkantun, imelkyawn, revolcarse, andar rodando
imeln, rodar, volcar
impoln, envolver
in, comer
ina, 1. preposición: "cerca de"; 2. seguir; 3. cercanía, vecindad
inal, las orillas de algo
inalafken, playa
inalmew, a las orillas de algún lugar
inalpun, llegar a las orillas
inan, menor
inan lamngen, hermano mayor
inawentu, imitar
iney, (pron. dem. interrogativo e inedeterminado) quién
ineypeychi may, quién será?
iney no rume nadie
infe, glotón
ingaf, vasto, ampio, extendido
inka, amigo que ayuda, ayudante
inkan, inkañpen, ayudar, defender
inkatun, pedir ayuda
iñ, (pron. pos.) nuestro, nuestros
iñalen, ser atrasado, venir el último, llegar a último momento
iñamtun, repasar, repetir
iñangey, posteriormente, después de todo
iñche, iñchiu, iñchiñ, yo, nosotros
iran, iratun, cortar leña
itró, derecho, recto
itrofill, itrokom, (adv.) todos sin excepción
itrolle ka, sí, así es
itrotripa, itrotripa mew, (adv.) enfrente a
iwall, borde del vestido
iwedkelen, estar envuelto
iwedn, iwedün, envolver
iwiñ, grasa, gordura, manteca
iyael, comida
iyael kütu, incluso comida
iyudün, pulir, limpiar
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EL GUARDAPARQUES COMEDIANTE
Por Horacio Quiroga
En el fondo del bosque, entre una verde aglomeración de ceibos y timbós, vivía un pobre hombre que se llamaba Narcés. Era bajo, amarillo y triste. En su juventud había sido cómico de un teatro de aldea. Usaba barba que no peinaba nunca, y monóculo, al cual se había acostumbrado en las farsas de la escena. Sus penas le habían vuelto distraído. Caminaba con lentitud indiferente, abriendo y cerrando los dedos, envuelto en una larga capa que arrastraba a modo de toga.
Solía suceder que, levantándose tarde, se lavaba y peinaba con cuidado, ajustaba correctamente su monóculo, y tomando el camino que conducía pueblo marchaba gravemente. Al rato murmuraba: yo soy romano y negligente. Se detenía pensativo y bajaba la cabeza. Después continuaba su marcha. Pero las más de las veces se volvía de pronto y comenzaba a deshacer su camino, lleno de distracción y tristeza. En el resto de esos días quedaba aún más encogido de hombros, y abría y cerraba con más frecuencia sus manos.
Por lo demás, era inofensivo. Su gran diversión consistía en ajustar u papel cuadrado a los vidrios de la ventana, y contemplarle de lejos.
En las rudas mañanas de invierno iba a sentarse a la linde del camino y, arrebujado en su capa, soportaba el helado cierzo que le hacía tiritar.
No se movía de allí hasta que una pobre mujer cualquiera pasaba temblando de frío. Entonces la saludaba, retirándose satisfecho: he sido galante, se decía.
Una vez encontró en un rincón de su cuarto algunos viejos libros que le sirvieran de enseñanza para el teatro. Pasó tres días encerrado. Al cabo de ese tiempo salió con una larga espada de palo y el rostro sombrío. Fue al pueblo ‑era de noche‑ y se apostó en una esquina, observando de soslayo las desiertas calles. Como después de mucha espera pasara una dama fue al encuentro de ella, detuvose, colocó su mano izquierda en la cadera, avanzó la pierna derecha, dobló ligeramente la otra, se inclinó, sacó su sombrero, y dijo graciosamente:
‑Señora de mis ojos, ¿es que vuesa merced quiere mi vida?
A pesar de todo, era un buen hombre a quien su poca suerte, sin duda, había vuelto algo distraído.
Era guardaparques. Las chicas se reían de él, y los rapaces le seguían cuchicheando. El extraño adorno de sus ojos llamaba la atención de las comadres que le señalaban con el dedo cuando iba, raras veces, a hacer sus compras al pueblo. En esos casos tomaba porte señoril y daba grandes zancadas.
Sucedió que una muchacha que oyera escondida sus monólogos, le susurró al pasar: "Soy romano y negligente". Esto le dejó pensativo por tres días.
En consecuencia, una tarde cogió el palo que le servía de bastón, calzó las grandes botas, y fue a llevar una carta a su jefe que vivía a muchas leguas de distancia. Dejó el papel al secretario y se retiró. Como entregaran el sobre al señor, éste, abriéndole, leyó ‑escrito en gruesos caracteres perfilados que denotaban un paciente estudio del carácter de letra que debiera adoptar‑: "Soy romano y negligente".
Tenía, entre otras manías, la de resguardarse del canto de las ranas. Se cuidaba de él, pero a manera de los ñanduces, esto es, ocultando la cabeza detrás de un árbol u objeto cualquiera. Su canto ‑decía‑ puede ocasionar una instantánea regresión a la célula, sólo con que las ondas sonoras repercutan en nuestro centro.
Dialogaba con los cazadores furtivos, observándoles burlonamente con su monóculo.
“Merodear" ‑solía decirles‑ "es como buscar un traje nuevo”.
Y enseñaba el suyo rotoso con compasión.
Nunca se acostaba sin antes trazar con tiza una línea recta en el suelo y colocar encima su sombrero.
Los domingos salía de pesca; pero como nunca ponía lombrices a sus anzuelos, los peces, al chapotear, le sumergían en hondas cavilaciones. En uno de estos sucesos mandó una larga disertación al magistrado del pueblo, con este título: Del anzuelo y las lombrices, como factores indispensables en la pesca.
Sabía latín, que no había aprendido, y recitaba versos en inglés.
Su estribillo era: por mas parques y no menos.
Tenía sentencias propias, escritas en un viejo rastrojero fileteado, adquirido no sabía dónde. He aquí una de ellas:
"La raza es el justo medio. A regularidad, siglo. Cuando las razas degeneran, los superiores avanzan. Degeneración quiere decir exaltación. Un halcón peregrino vuela: los papanatas‑sapos abren la boca. Como no pueden volar, se arrastran. Entonces proclaman que el que no hace como ellos, peca".
Otra máxima: "Seamos prudentes. ¿Qué quiere decir prudencia? Coordinar los medios de modo que nos produzcan el mayor goce posible. Obremos tal como nos sentimos inclinados a obrar; esto es seamos prudentes
De todos los recuerdos de su vida anterior, sólo conservaba uno sombrío. ¿Mucho tiempo? Sí, ya casi no recordaba cómo había sido.
Era el gracioso de la cuerpo. Sus compañeros se burlaban de él, y le pegaban sin motivo alguno. Pero era tan bueno que sonreía dulcemente. Una noche le convidaron a cenar, porque la dama joven, que cumplía años, le tenía compasión.
Era una hermosa fiesta, llena de alegría y de señoras. Cuando entró con su vestido desgarbado, sonriendo con timidez y dulzura, como si quisiera pedir disculpa por su presencia, todos le aclamaron a grandes gritos. Uno le tiró del saco, haciéndole caer para atrás; otro le arrojó vino a la cara, un tercero le embadurnó la cara con pasteles, otros le hicieron caer de rodilla, colgándose de sus hombros. Y así todos, empujándole, maltratándole, sirviendo de juguete a los criollos alegres. Pero él se limpiaba sin protestar, sacudía su ropa, pedía casi perdón por su pobre figura.
Cuando se cansaron de él, abandonándole, fue a sentarse en un rincón, con las manos sobre las rodillas. No hacía ruido, por temor de ofenderles. Miraba la creciente alegría de sus compañeros, siempre en su silla, pues no se atrevía a tomar parte en la fiesta. Por eso cuando el primer actor se le acercó, ofreciéndole una vaso de aloja (fermento del Prosopis), rehusó, apartando dulcemente el vaso.
‑¡Que beba! ¡Que beba! ‑gritaban todos.
‑¡Bebe! ‑repetía el actor.
Pero él insistía en su negativa. Como nunca había bebido, temía le hiciera mal. Acudieron todos: uno le sujetó los brazos, los demás le levantaban la cabeza, tirándole del cabello.
‑¡Pero déjenme! ‑repetía el pobre, debatiéndose‑ ¿Qué mal les he hecho yo?
‑¡Que beba! ¡Que beba! ‑vociferaban.
Y tuvo que beber, y le abandonaron. Al rato insistieron de nuevo y volvió a beber. Y así, cuatro, cinco, seis vasos de aloja.
Se abría para él un mundo nuevo, una convicción tan serena y sencilla de que él estaba a la altura de sus compañeros, que entró en el grupo de las señoras, dirigiendo ‑sonriente‑ frases de fina intención.
Sus ademanes eran gratos, tenía alucinaciones. De pronto se sintió con exquisita potencia de voz, y cantó una romanza galante, marcando con el índice el compás.
No permitió que le aplaudieran sino una vez que se hubo parado sobre una silla. Y entonces, sacando la cadera, aplaudió a su vez con suave gracia.
Luego entró en un período de exaltación amorosa. Abrazaba a las damas y les besaba los ojos. Se colocó un sombrero de mujer, y caminando afeminadamente, exclamó: ¡Ved el amor que pasa! Enseguida bebió sin interrupción una botella de vino.
Tenía sed. Bebió más. Cuando la fiesta hubo concluido, se fue con la primera dama a quien agradaba su estado anormal. Es gracioso, decía. Soy galante, insinuaba él, estrechándola. Estaba completamente desvariado.
Luego no recordaba bien lo que había sucedido. En casa de ella tuvo delirios, horas indiscutibles, en que tal vez la locura hizo presa de él.
Su crimen, por el que fue condenado a cuatro años de prisión –pues se le reconocieron causas atenuantes‑ le había hecho sufrir al principio, luego le había molestado, después le ocasionó orgullosa ventura. Había llegado, en pos de hondo examen, a la conclusión de que el pasado no existe, y todo individuo deja tras de sí millares de otros individuos que son los que han llevado a cabo las diferentes acciones del yo anterior.
‑Con mucho ‑decía‑ yo seré un descendiente lejano.
"El que mata" ‑escribió una vez‑ "tiene dos yo: el suyo y aquel del cual se apropia. Es un avance a la absoluta individualidad. He observado que todos los que matan violentamente asimilan algunas de las cualidades de la víctima. Esto prueba la necesidad de matar, en la oscura persecución de un modo que falta al yo". Una vez concluida la carta, la encerró en un sobre y la llevó al correo con esta dirección: Al señor Narcés, guardaparques. Esperó lleno de impaciencia la carta, y cuando la recibió y la hubo leído, exclamó satisfecho: estoy conforme conmigo mismo.
Los años pasaron, y Narcés vivía siempre en su casita del bosque con la suave dulzura de su existencia sin preocupaciones de ninguna clase. No había perdido sus costumbres: su placer consistía, como antes, en el pedacito de papel cuadrado y su monóculo. Pero una mañana se olvidó de colocárselo, y sonriendo con tristeza comprendió que su vida cambiaba.
Aunque Narcés se había deshecho de todo lo que le recordara su vida anterior, y vivía en su pobreza olvidado de todo, guardaba, sin embargo, algunos libros de literatura en los que su juventud había hallado un molde casi perfecto. Dentro de un cajón estaban esos libros; y la madrugada que le vio sin monóculo pasó sobre él, como una mano helada que pasa sobre la frente, y Narcés desenterró esos libros y formó con ellos un espejo en el que su vieja alma no tornó a reflejarse.
Llevaba en su cabeza la verdad literaria de dos mil años, axiomas, teorías y purezas gastados en el silabeo secular, y toda esa llanura de blancos corderos y almas rectanguladas era un antiguo paisaje, para cuya existencia de soñador en voz alta tenía que ser forzosamente precario. Sus ideas de pobre viejo tenían la extravagancia de los grandes esfuerzos que nunca pudieron ser útiles, y la desolación de su vida comenzaba a llorar el vacío de los no gozados amores. Y así la regresión a una edad que estaba muy lejos de ser la suya desequilibró su organismo, y Narcés paseó el cansancio de su esterilidad durante noches enteras entre las cuatro paredes de su cuarto, extendiendo la flaca mano suplicante como un mendigo que llegó retrasado a las reglas distribuciones de amor.
Una mañana de invierno fue al pueblo y entró a una tienda‑librería‑confitería. Aunque las obras literarias llegaban raramente a aquel perdido rincón, en ese día, sin embargo, el escaparate guardaba dos o tres libros nuevos. La extraña carátula de uno de ellos le llamó la atención: sobre un dibujo atormentante, leyó el título: El Triunfo de la Muerte. Y lo compró y lo leyó en una tarde y una noche. Al otro día tuvo fiebre y se metió en cama.
El ya no podía más.
Las bruscas revelaciones de la obra marcaron el derrotero de su pobre alma sin guía, y todo el tranquilo llanto que enjugara con sus manos cayó sobre el libro, sobre sus viejos vestidos que lloraban con él.
Al cabo de tres días se levantó.
Era de noche, y afuera la borrasca clamaba incesantemente. Con sus manos trémulas encendió fuego y pasó dos horas ordenando los carbones encendidos.
Después se levantó, cogió el libro, y besando el nombre del autor, arrojó al fuego aquellas páginas queridas. La llama se hizo poderosa durante un, minuto, fue disminuyendo en pasajeros recrudecimientos, se apagó, se avivó repentinamente, se extinguió del todo.
Narcés abrió la puerta. Los ceibos y timbós, blancos de nieve, estaban a dos pasos. El frío era agudo en ese raro invierno. A lo lejos aullaba el aguará guazú.
Sin sombrero, sin capa, incaracterístico como una sombra que se hizo viviente sólo para caminar, comenzó la marcha hacia el humedal; los lobos de crin sudamericanos aullaban más cerca.
Narcés se internó en la blanca masa de árboles, lentamente. De pronto los aullidos cesaron, y detrás de Narcés brillaron dos puntitos rojos. Y desaparecieron, Narcés caminaba con la cabeza caída. Al rato había cuatro, La figura del viejo iba decreciendo en la distancia. Al rato había ocho. En las tinieblas se oía un seco castañeteo. Al rato había veinte; y los puntos rojos marchaban detrás de Narcés, en un semicírculo que se acercaba poco a poco, cada vez más cerca, más cerca, a la lejana silueta del viejo heroico que, se perdía seguido de la bandada de lobos.
De Narcés nunca se volvió a saber nada. El señor de los dominios, enterado de su desaparición, puso en su lugar a un guardaparques sensato, grueso, bonachón, que nunca tuvo la ocurrencia de ir en una noche de invierno a pasear por el estero.
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REPERTORIO VALÓRICO Y ACTIVIDADES PRÁCTICAS. Para iniciar el trabajo con cada valor utilice la historia de Terralba que aparece al inicio del valor correspondiente.RESPETODefinición: Sentimiento o actitud con que se trata a otros seres o situaciones, que implica reconocer sus derechos y su dignidad. Es el empeño en reconocer en sí mismo y en las otras personas una dignidad que se debe salvaguardar. El respeto se fundamenta en la dignidad de la persona y se expresa en dos niveles: el respeto a nosotros mismos y el respeto a los demás. El auto-respeto surge del conocimiento de nuestras propias capacidades y limitaciones, de manera de no transgredir nuestro ser. A partir del respeto a sí mismo surge el respeto por los demás, que consiste en la aceptación del otro. El respeto es, de acuerdo a Demócrito, la base de la ética: “No debes tener respeto por los otros hombres más que por ti mismo, no obrar mal cuando nadie lo sepa ni cuando todos lo sepan, sino que debes tener para ti mismo el mayor respeto e imponer a tu alma esta ley: no hacer lo que no se debe hacer”. (Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía.) Respeto y Medio Ambiente: Vivir en sociedad y en equilibrio con el entorno natural y social implica la existencia de reglas y normas que deben ser respetadas. Una sociedad más justa y democrática estará enmarcada por el principio de igualdad, en el cual cada ser humano tiene los mismos derechos y deberes, y por el respeto a las diferencias individuales y culturales que permiten una convivencia armónica. Los educadores y educadoras deben fomentar en los niñ@s actitudes de respeto por sí mismos, por los demás y el medio ambiente. Para esto es fundamental ofrecerles experiencias que les permita: • Ampliar el conocimiento de sí mismo, porque sólo en la medida que cada uno va reconociéndose a sí mismo como un ser con características propias, va desarrollando ese respeto, y podrá proyectarlo en su relación con los demás. • Ampliar el conocimiento del entorno porque para desarrollar respeto hacia el entorno y a la naturaleza en general, incluyendo sus distintas formas de vida, es básico ofrecer a los niñ@s experiencias que permita conocerlo directamente. Esto les posibilitará desarrollar empatía y descubrir que el ser humano es parte de un sistema complejo en que cada elemento ocupa un lugar particular e indispensable. En su necesidad de conocer y explorar el mundo, los párvulos, manifiestan conductas destructivas hacia el medio ambiente. Entendiendo que ese comportamiento es característico de la etapa de desarrollo en que se encuentran, es importante que el educador y la educadora estén atentos a ofrecerles instancias de aprendizaje que favorezcan conductas de exploración, cautelando el respeto por las diversas formas de vida. El respeto al medio ambiente y sus diferentes componentes es fundamental para asegurar la vida en la tierra y permitir que las futuras generaciones puedan tener la misma o mejor calidad de vida que nosotros. Esto será posible sólo en la medida que los recursos existentes se administren racionalmente. |
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EJEMPLOS DE ACTIVIDADES QUE ENCONTARAS EN ESTA GUI, ABAJO ESTA EL LINK PARA DESCARGARLA. | |||||||
1 Sensibilización | |||||||
1.1 Actividad: “Mucha gente, mucha basura” | |||||||
Núcleo de Aprendizaje:
Tiempo: Un período de 45 minutos. Materiales: Una cuerda, 4 estacas o sillas. Procedimiento:
Indique que el cuadrado representa una ciudad y que los diversos elementos que ellos han depositado en el suelo corresponden a los residuos sólidos que se generan en la ciudad. A partir de ello, analice colectivamente:
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Etiquetas: EDUCACION AMBIENTAL
La destrucción de la capa de ozono, el cambio del clima, la desertificación, la escasez de agua dulce y la reducción de la biodiversidad son todos problemas que demuestran, entre otros, el daño ambiental provocado por algunos sistemas de producción industriales, agrícolas, piscicultura, forestales y los estilos de vida urbanos caracterizados por el sobre consumo. El conjunto de estas conductas ha causado un enorme deterioro de los ecosistemas, llegando al extremo que hoy en día los problemas ya no son locales, sino globales. No hay duda de que es necesario restablecer una relación de respeto hacia nuestro entorno.
Con el fin de producir los cambios de actitud y de conducta que propendan a mejorar la calidad de vida del conjunto de la población y a implementar sistemas sustentables de producción, se ha desarrollado en el mundo la educación ambiental.
La educación ambiental ha sido promovida por las instituciones educativas del más alto nivel mundial desde hace más de 25 años. En 1972 en Estocolmo, Suecia, representantes de las Naciones Unidas en la conferencia "Medio Ambiente Humano" recomendaron a las Naciones Unidas el establecimiento de un programa internacional de educación ambiental. A continuación, la UNESCO dio inicio a una serie de talleres y conferencias con este propósito.
En 1975, representantes de los países miembros de las Naciones Unidas se reunieron en Belgrado para establecer la definición y las metas de la educación ambiental. En la conferencia de Tbilisi, en 1977, se delinearon los grandes principios orientadores de la Educación Ambiental para el futuro. La definición y las metas de la educación ambiental acordadas en esta conferencia fueron:
"La educación ambiental es un proceso dirigido a desarrollar una población mundial que esté consciente y preocupada del medio ambiente y de sus problemas y que tenga los conocimientos, actitud, habilidades, motivación y conductas para trabajar, ya sea individual o colectivamente, en la solución de los problemas presentes y en la prevención de los futuros".
Específicamente, la educación ambiental enfatiza estos cinco objetivos de desarrollo:
Conciencia: Ayudar a la población a adquirir conciencia y sensibilidad del medio ambiente y sus problemas; desarrollar la habilidad de percibir y discriminar entre estímulos; procesar, afinar y aumentar estas percepciones; usar estas habilidades en una gama de situaciones nuevas.
Conocimiento: Ayudar a la población a comprender cómo funciona el medio ambiente, cómo el ser humano interactúa con el medio ambiente, y cómo conflictos y problemas relacionados con el medio ambiente se inician y se resuelven.
Actitudes: Ayudar a la población a adquirir un conjunto de valores y sentimientos de preocupación por el entorno, las motivaciones y la decisión de participar en la mejoría del medio ambiente.
Habilidades: Ayudar a los educandos a adquirir las habilidades necesarias para identificar e investigar problemas ambientales y contribuir a la solución de ellos.
Participar: Ayudar a los educandos a adquirir experiencia en el uso de sus conocimientos y habilidades para actuar reflexiva y positivamente en la solución de conflictos y problemas ambientales.
En Chile se han organizado reuniones y conferencias con el objetivo de fortalecer y desarrollar la educación ambiental y existe consenso en la urgente necesidad de promover este tipo de iniciativas. Sin embargo, los planteamientos teóricos, las visiones y las estrategias planteadas en estas reuniones requieren de mayores esfuerzos para asegurar la existencia de suficientes programas de educación ambiental en las escuelas, liceos y universidades del país.
Existiendo actualmente una serie de oportunidades para la educación ambiental, también existen algunos desafíos que deben ser reconocidos para desarrollar programas, establecer alternativas y hacer uso de las oportunidades que existen.
La educación ambiental busca un cambio cultural, que debe comenzar por establecer, el sentimiento de ser parte de la naturaleza. Sin embargo, es más frecuente que se tenga una percepción utilitaria de la naturaleza y de sus recursos y que se ignoren los límites naturales del crecimiento de las poblaciones y del uso de los recursos. Y que no se sienta ninguna conexión entre la conducta personal y los problemas ambientales.
Al respecto, es importante darse cuenta que muchos de los aspectos mencionados, por ser parte de la cultura, son inconscientes y, por lo tanto, de difícil modificación. Es sabido que el cambio cultural es un proceso lento, que requiere de un trabajo planificado, sistemático y prolongado en el tiempo, de todos los actores del proceso educativo: la familia y el conjunto de la comunidad escolar. El cambio cultural no lo pueden lograr uno o dos maestros por escuela, trabajando aisladamente de sus colegas, sin la colaboración de las autoridades educacionales, haciendo actividades esporádicas y temporales. Esto apunta a la necesidad de formar equipos de trabajo permanente, cuya misión sea organizar y planificar la implementación de programas de educación ambiental para todas las escuelas, liceos y universidades del país.
Un segundo desafío para la educación ambiental se encuentra en el reconocimiento que los problemas ambientales deberán ser enfrentados no sólo a través de la aplicación de leyes y normas, procesos administrativos o tecnológicos, sino que es indispensable contar con maestros que estén motivados y se sientan capaces de liderar un proceso educativo que se oriente al cambio de valores, concepciones y actitudes sobre la relación de los seres humanos con el medio ambiente.
Esto apunta, por ejemplo, a la necesidad de establecer programas sistemáticos de perfeccionamiento docente, donde los maestros se motiven por la educación ambiental, donde observen y practiquen las estrategias pedagógicas conducentes a desarrollar la sensibilidad y sentimientos de pertenencia a lo natural, donde conozcan y practiquen estrategias apropiadas para aclarar valores y fortalecer el desarrollo moral individual, donde conozcan los problemas ambientales locales, y donde establezcan contactos y desarrollen redes de apoyo para colaborar mutuamente en esta tarea.
Esto también significa la reorientación del trabajo escolar desde su forma actual, predominantemente lectiva, para centrar el trabajo pedagógico en el aprendizaje más que en la enseñanza. Ello exige desarrollar estrategias pedagógicas adaptadas a los distintos estilos de aprendizaje, el uso de actividades de exploración, la búsqueda de información y trabajo individual y de colaboración en equipos.
Un tercer desafío se encuentra en la enorme cantidad de información acumulada por las distintas ramas de las ciencias y las humanidades, todas relacionadas con el medio ambiente, que hacen imposible para un generalista, como es un educador, profundizar y ser experto en un número de ellas. Esto es un desafío, porque significa en cierta medida ceder autoridad frente a los alumnos, quienes esperan encontrar todas las respuestas en su maestro. A medida que aumenta la cantidad de información disponible y aparecen temas nuevos, se hace cada vez más importante que tanto el profesor corno el alumno sepan dónde buscar la información ambiental y que, luego de encontrarla, puedan organizarla y usarla aplicada a su realidad.
Así, cada maestro debe aceptar que no necesita ser experto en ningún ámbito específico de los conocimientos tradicionales para poder ser un buen educador ambiental. Este desafío se traduce, en parte, en ser capaces de construir una red de fuentes de información sobre diversos temas en la región y en el país así como promover el trabajo interdisciplinario. Para ser efectivo en su rol de educador ambiental, el maestro deberá, involucrar a nuevos actores en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Estos actores alternativos serán aquéllos relacionados con los conocimientos y los problemas ambientales reales de la comuna. Pueden ser funcionarios municipales, del hospital o la posta, quizás un agricultor, un ingeniero, un abogado, un planificador o un autodidacta amante de la naturaleza.
También significa que es necesario tener bibliotecas o sistemas computacionales donde se encuentre información sobre la realidad ambiental local, regional y nacional, con vocabulario adecuado a los niveles intelectuales de los alumnos de los distintos niveles, escolares.
Un cuarto desafío se presenta al considerar la escasa o nula posibilidad que las generaciones actuales tienen de experimentar vivencias y contacto con la naturaleza. Actualmente más del 80% de la población chilena vive en ambientes urbanos y carece de experiencias de contacto con ambientes naturales prístinos. El sistema educativo está seriamente limitado en su capacidad de ofrecer esta experiencia, tanto por el costo que ello implica, como por la rigidez administrativa del sistema educativo público, que dificulta sacar a los alumnos en visitas que los hagan abandonar el recinto escolar. En la práctica esto significa que en la mayoría de las escuelas no existen programas regulares destinados a visitar sitios naturales.
Esto es un problema serio, ya que ello es la primera etapa de todo programa de Educación Ambiental, puesto que permite la vivencia personal del contacto con la naturaleza y da la oportunidad de desarrollar sentimientos de amor y de pertenencia. Además, no basta con hacer una salida a un parque una vez al año. Las visitas y estudios en contacto directo con la naturaleza deben repetirse para que el alumno se sienta cómodo y a gusto durmiendo en una carpa o bajo un árbol. Sin miedo a los "bichos", a la oscuridad y a los sapos. Que se sienta tan a gusto, que establezca una relación de amor y cariño hacia toda la naturaleza. No es posible amarla sin conocerla. Finalmente, vale la pena mencionar que también constituye una dificultad para la educación ambiental la escasez de material didáctico pertinente, que ilustre la realidad de cada región. Cada país, cada región y cada comuna tienen situaciones ambientales diferentes, por lo tanto, no es posible dar una receta y repetirla a lo largo del país. Sin embargo, existen metodologías apropiadas para el desarrollo de una pedagogía participativa, pertinente y centrada en el aprendizaje. El uso de juegos, debates, dramatizaciones y teatro, investigaciones de la realidad social, ecológica o cultural, el trabajo colaborativo de grupos, las observaciones y mediciones de la realidad ambiental local y las simulaciones son todas metodologías efectivas. El desafío para los maestros se encuentra en tener el tiempo, la, motivación y la capacidad, las habilidades y los conocimientos para poder seleccionar las metodologías y adaptar los contenidos a la realidad local y regional. Es tarea del maestro ser creativo y descubrir maneras de entusiasmar a sus alumnos y de hacerles relevante el currículum.
En la reforma educativa y también en la educación ambiental, el rol del profesor es actuar como un organizador o coordinador del trabajo en grupos, de proyectos y de actividades grupales. El rol del profesor es estimular, provocar y ordenar la formulación de preguntas, la búsqueda de visiones, valores y nuevas conductas.
El rol del profesor, como facilitador del trabajo colaborativo de equipos de alumnos, consiste en organizar programas de aprendizaje orientados a desarrollar y fortalecer conocimientos y habilidades, dentro de un marco de buenas relaciones interpersonales. En estos grupos, y en los ejercicios de formación que se darán en el aula, cada alumno deberá estudiar un aspecto del problema y deberá sumar sus esfuerzos al resto de su equipo para lograr la meta propuesta, desarrollando la habilidad o la actitud correcta para resolver o prevenir el problema ambiental. Para ello el profesor deberá servir de catalizador del proceso de enseñanza- aprendizaje, organizando, planificando, evaluando y estimulando el aprendizaje de sus alumnos sin asumir un rol protagónico.
Los maestros son muy importantes en otro aspecto del proceso educativo: la educación de valores y el desarrollo de una ética ambiental basado en principios de respeto, aprecio y valoración del medio ambiente. Los maestros deben conocer las estrategias y tener las habilidades necesarias para organizar programas educativos orientados a la formación ética y valórica, y al desarrollo moral del individuo.
Al respecto es interesante conocer las estrategias pedagógicas que se han demostrado que no son efectivas y compararlas con aquellas que la investigación educacional ha demostrado que sí lo son (ver recuadro).
Esta investigación indica que es fundamental para el éxito de la educación ambiental la práctica de una pedagogía participativa, en una atmósfera de respeto entre el educador y los alumnos, donde se organicen situaciones de enseñanza-aprendizaje de cooperación más que de competencia, donde se aclaren valores y creencias y donde se estimule la reflexión y el desarrollo moral individual.
En cuanto a las estrategias educativas útiles para lograr la participación en la solución de los problemas ambientales y la prevención de nuevos, se ha visto que es exitoso iniciar el proceso dando pequeños pasos que conduzcan a un pequeño logro. Por ejemplo, antes de iniciar una gran campaña de papel resulta conveniente hacer el esfuerzo de separar al papel del resto de la basura en la sala de clases. Lograr que los propios alumnos separen el papel dentro de su mismo entorno, para luego entregarlo al reciclaje, es un buen indicador del posible éxito de una campaña de mayor envergadura.
Una vez que se implemente este primer paso, se podrá iniciar un segundo paso, de mayor ambición y proporciones e iniciar una campaña de más alcance. Este mismo principio se debe repetir en cualquier iniciativa.
Fuente:
http://www.ecoeduca.cl/ecolideres/home.html
EXELENNTE PAGINA DONDE ENCONTARAS MUCHOS RECURSOS PARA TRABAJAR LA EDUCACIÓN AMBIENTAL CON NIÑOS Y NIÑAS.
SI BIEN ESTA ENFOCADO EN NIÑOS DE EDUCACIÓN BÁSICA HAY MUCHAS IDEAS PARA ADAPTAR PARA NIÑOS PREESCOLARES.
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